Eddie Irvine en foco

EDDIE IRVINE
por Maximiliano Catania/FUNO
Buenos Aires (AR), 10 Nov 2002

No caben dudas de que se trata del playboy por excelencia de la F1. Definiciones sin clichés del norirlandés. El cambio de Ferrari a Jaguar. Michael Schumacher y Niki Lauda. Las mujeres, la electrónica y EE.UU. El futuro y Jordan.

Ha cambiado bastante aquel pasional Edmund Irvine Jr. de unos años atrás; aquel que viera la luz del mundo por vez primera el 10 de noviembre de 1965 en Newtownards, Irlanda del Norte. Aquel joven que - haciendo gala de una desmedida desfachatez - se atrevía a intercambiar guantes con Ayrton Senna en la calle de boxes de Suzuka, en su debut de 1993, cuando era reprendido por sus delirios como rezagado. Un piloto por entonces difícil de roer, obtenía su primer punto con un Jordan-Hart (6°), secundando a su compañero Rubens Barrichello. La tozudez le valió: luego llegó la oportunidad mayor en Ferrari. Como si hubiese sido acreedor de uno de los selectivos flukes ("golpes de suerte"), el panorama se conjugaba para que en 1999, él - segundo hombre de la Scuderia - tomara preponderancia, para lucharle el título a Mika Häkkinen hasta instancias finales. Su suerte adquiría un giro de 180° después del hundimiento contra la pared de gomas de la F399 de Michael Schumacher en Silverstone. Aún se recuerda la sirena de la ambulancia que apuraba su marcha para socorrer al dueño del acordeonado bólido rojo. Los ojos de los morbosos recaían sobre Irvine, quien había confesado que soñaba con un hecho como ése para tomar el timón (algo que bien hacía y hace como aficionado a las embarcaciones) del equipo más famoso.

"He repetido hasta el cansancio que todo fue tergiversado. En la conferencia de prensa después de esa carrera me preguntaron si sabía realmente lo que le había ocurrido, sugiriendo que yo festejaba el accidente. Con la competencia suspendida, Michael - no avisado - iba a fondo en la semirrecta antes de Stowe y delante de mí bloqueó las ruedas aunque esto no frenó su máquina. Más allá de todo, no creo que sólo eso me haya tornado a luchar por el título: había ganado en Australia y ese campeonato podría haber sido mío, pero no fue así.

"Después me divorcié de Ferrari. ¿Por qué? Simple: si me hubiese quedado allí, podría haber obtenido más victorias y haber sido asiduo visitante del podio, pero sin sentir la plena satisfacción que nace de tales circunstancias; sentimientos que anhelaba iba a experimentar en Jaguar, cuando me sorprendía con el cambio de aire. Tuvo que pasar el tiempo para que me diera cuenta de la real importancia de hombres como Jean Todt y Ross Brawn para una escuadra. Gente como ésa y Frank Williams o Ron Dennis hacen bien a la categoría. En cambio, personalidades como Niki Lauda (NdR: al frente de Jaguar) o Flavio Briatore, que juegan con el sueldo de los otros, no.

"Me han llamado 'el niño irreverente de Jordan' y 'el chico malo de Ferrari', al relacionar mi temple con mis distintas etapas en la F1. No puedo obviar más sobrenombres que gané en otros niveles de mi vida. Acepto que me haya quedado el mote de 'mujeriego', porque me gustan las mujeres. Hay anécdotas varias sobre algunos affairs míos pero antes prefiero resguardarme en mi novia Kathryn y mi hija Zoe, mis mujeres de hoy. Aun así creo que ganar un Grand Prix de F1 es como tener sexo con las diez féminas más lindas del planeta...

"Sigo manteniendo la postura de que la electrónica es a la F1 lo que el doping al balompié, algo que esta disciplina castiga con severidad. Critico las asistencias y aditamentos de esa índole, en la medida que perjudican al espectáculo del automovilismo. Por el contrario, me declaro ferviente partidario de las modificaciones que se han de imponer para los campeonatos siguientes, con las que se pretende recuperar la competitividad. Aunque creo que el dominio de Ferrari continuará por un rato largo.

"Que tenga una casa en Miami no es indicativo de que haya pensado en las carreras de CART o IRL, pues tengo concentrado mis intereses en Europa, y de esta manera no haría un buen trabajo en Norteamérica. Tampoco me considero viejo. La F1, bajo mi óptica, no tiene edad. En el fondo, Michael Schumacher tiene solamente tres años menos que yo...

"Jordan es una de las mejores posibilidades para seguir en la categoría antes que la única. Eddie me ha impulsado al debut, a mi primer podio en Canadá '95, a proyectarme. Me gustaría volver a estar allí, para trabajar juntos".