Norberto Fontana en foco

NORBERTO FONTANA
por Maximiliano Catania/FUNO
Buenos Aires (AR), 08 Feb 2004

La corta experiencia en la F1 no le impidió desarrollar su virtuosismo por medio de otras categorías del mundo del automovilismo. Los inicios y su constante ascenso. Las cosas que no fueron aclaradas. La visión sobre los talentos de hoy que fueran sus cofrades. El suceso vernáculo y las expectativas para el futuro.

Lo cierto es que mucha gente consideraba a Norberto Edgardo Fontana un conductor acabado cuando a mediados del 2000 desembarcaba con el rostro hirsuto en el Aeropuerto de Ezeiza proveniente de Norteamérica. Es que como maridos engañados tanto Fontana como el director de equipo John della Penna veían esfumar el patrocinio-soporte del programa televisivo "El Show de Videomatch" emitido por la señal Telefe, aquella que acompañara desde los albores a la promesa argentina nacida en Arrecifes (cuna de José Froilán González y de la familia Di Palma). Un cambio de planes, la falta de resultados y de acuerdos palpables; los justificativos de la gente del ciclo humorístico (de buena salud en la grilla de la TV porteña) no matizaban la afrenta de la que daba cuenta el team Della Penna Motorsports de CART. Fontanita ingresaba al automovilismo de EE.UU. con la presión de captar una atención análoga a la que de a poco se granjeaba su par Gastón Mazzacane con Minardi en la F1, paradójicamente una butaca que Norberto estuvo relativamente cerca de ocupar. Un debut en Homestead mostraba que nuestro personaje no se sentía intimidado por el vértigo de los óvalos. Pero con el pasar de las competencias un raro cóctel de infortunios impedía al bonaerense redondear sus gestas, como cuando en Long Beach - mientras marchaba 7° - abandonaba en una acción de sobrepaso; o bien en Detroit, carrera aquella donde se quedara sin combustible en las postrimerías del evento, cercano a obtener su primera unidad (que felizmente logró semanas después). Della Penna supo ver todo eso y cada vez que es indagado en la materia recuerda que su relación con el piloto finalizó en el mejor de los términos, y que el enojo sólo perdura con aquel "sponsor fugitivo" que prefiere no nombrar.

Informado de los padecimientos de Norberto, cuentan que Esteban Tuero le invitó a participar del TC2000, donde el ex Minardi había encontrado el sosiego que no halló en el Viejo Continente. Después dicen que fue cuestión de coordinar con Juan María Traverso para ocupar uno de los Toyota de competición.

De esta manera, desde 2001 se integró a la categoría de Turismo de la República y, tras un paso breve en la F3000, al año siguiente se consagró campeón.

En un repaso de los años dorados cercanos a la Fórmula Uno, donde no falta una dosis de saudade en sus palabras, Fontanita es bastante claro: "Considerando que en el '92 andaba con un ciclomotor por Arrecifes y en el '97 conducía un F1, no me puedo quejar. De esos años recuerdo que en el '96 me asignaron como tester de Sauber y estaba para correr, pero tuve un accidente corriendo para la F3 en Macao y eso truncó mi debut. Los muchachos del equipo me ayudaron en la rehabilitación en Austria y me recomendaron continuar en la Fórmula Nippon, que tenía una exigencia similar que la F1. Después en el '97 Gianni Morbidelli se pegó en Francia y ahí me llamaron, y corrí, casi sin conocer el auto".

Por ese tiempo buscaban su lugar al sol muchachos integrantes de una nueva generación, pilotos sumamente veloces provenientes de la F3 Alemana, entre los que se contaba el propio Fontana. "Ver a Ralf Schumacher, Jarno Trulli, Alexander Wurz y Pedro de la Rosa, que fueron mis compañeros de la Formel y que tengan su espacio en el selectivo febo de la máxima categoría me da un poco de bronca, pero no dejo de decir que me siento reflejado en ellos, a quienes supe ganar".

Eludiendo con habilidad la experiencia del CART o los intentos de retornar a la F1 (Sauber, Tyrrell, Minardi, ...), el arrecifeño construye el diálogo con episodios más felices, como su breve incursión en el DTM a fines del 2002, por un envite de General Motors Deutschland. "Fue impresionante la aventura de conducir un Opel Astra de Turismo Alemán, ¡un coche dotado de unos cuantos caballos de potencia!"

Desde 2003, el joven volante se reparte entre los vernáculos Turismo Carretera y Turismo Competición 2000, pareciendo encontrar el equilibrio profesional en años vista: "El TC2000 es mi categoría predilecta, aunque el TC es el que goza del fragor de la gente, que lo hace tan especial...".